A LOS BABYS, A LO QUE FUE DE AQUELLO
El cine y la poesía son medios de expansión del alma, ese estado dilatado, trance, de nuestro ser. Lo lírico, consciente de los poderes en el símbolo, pretende excitar lo ostensivo; el cine enmarca el espacio de la realidad mediante un juego que permite una suerte de multidimensionalidad de la vida; un movimiento suspendido. Ambas, cine y poesía, se conciernen en un acto de reciprocidad.
El lado oscuro del corazón fue uno de los primeros films suramericanos, en castellano, a los que tuve acceso. Eran los albores del nuevo milenio. Para el nuevo sujeto social resultaba difícil plantearse el arte como una invasión al sensorio; el mundo se consolidaba como el delirio de la repetición y el consumo, lo global. No obstante, con aquel grupo de hermanos, hermanas, quedamos extasiados frente la magia del lenguaje universal, humano, de la pasión.
Con textos del insuperable Benedetti, Girondo y Gelman, Eliseo Subiela consigue concatenar el sabor del fracaso de seres que plasman con imágenes vitales su trasiego; estos personajes –impecablemente interpretados– se entregan a un juego de espejos atemporales, llenando al espectador de las cavilaciones más simples y contundentes
En El lado oscuro del corazón queda demostrado que la belleza, como la poesía fílmica, no necesita explicarse.
El cine y la poesía son medios de expansión del alma, ese estado dilatado, trance, de nuestro ser. Lo lírico, consciente de los poderes en el símbolo, pretende excitar lo ostensivo; el cine enmarca el espacio de la realidad mediante un juego que permite una suerte de multidimensionalidad de la vida; un movimiento suspendido. Ambas, cine y poesía, se conciernen en un acto de reciprocidad.
El lado oscuro del corazón fue uno de los primeros films suramericanos, en castellano, a los que tuve acceso. Eran los albores del nuevo milenio. Para el nuevo sujeto social resultaba difícil plantearse el arte como una invasión al sensorio; el mundo se consolidaba como el delirio de la repetición y el consumo, lo global. No obstante, con aquel grupo de hermanos, hermanas, quedamos extasiados frente la magia del lenguaje universal, humano, de la pasión.
Con textos del insuperable Benedetti, Girondo y Gelman, Eliseo Subiela consigue concatenar el sabor del fracaso de seres que plasman con imágenes vitales su trasiego; estos personajes –impecablemente interpretados– se entregan a un juego de espejos atemporales, llenando al espectador de las cavilaciones más simples y contundentes
En El lado oscuro del corazón queda demostrado que la belleza, como la poesía fílmica, no necesita explicarse.
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