Monday, August 10, 2009


Conocer a Gustaff fue una bendición. Nos hablamos mientras andaba con la cabeza bien abajo, intentando grafitis en VSJ, tropezando con las mismas piedras, en fin, bien triste de olor a mar. Qué puedo decir? Janguear con este maldito loco me ha devuelto el gusano que se me revuelca por dentro. Compartimos la misma tristeza, la misma tinta,

"la tinta es la sangre de las palabras..."

Hablando de palabras, he aquí algunas sobre una de las novelas más importantes de la contemporaneidad literaria de esta prisa caribeña... para ver más sobre La muerte de mamá, el fetiche del hijo loco, Iván Silén, haga click acá...


hasta el próximo post.
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