Saturday, November 28, 2009

Comida para Astronautas


La poesía del amigo Nelson Ricart-Guerrero fue la excusa,
La librería mágica fue el lugar
El mes fue octubre

"sólo quedan las palabras" es el libro nuevo
de Nelson Ricart-Guerrero, por Isla Negra Editores

www.islanegra.com

Tuesday, November 17, 2009

Letting things flow

We lived on opposite sides of the same town, you on top, from which a river surged, and I on the bottom, which was dry land. For some reason unknown, the river wouldn’t journey down, but instead, resided in the higher sphere of our town. We met at an assembly and immediately connected; we approached each other and held hands. We decided we needed to construct an artificial stream to run into the lower town, and then we’d all live as the same. We dug for months and saw our progress: the canal growing, and nothing deterred us, not even the stares of those around us.

One day the water surged, and I was afraid we’d have no control over where it’d course, but you stilled me by saying, “Let things flow,” and I did. The river gushed towards directions that, at least, I was pleased with, and you said you were. For a moment we were inseparable, but one day you returned upriver to your home and slept with a politician.

The next day you telegrammed me, saying we should build a dam to preserve water, and I, because I loved you, feigned agreement. Today, on your side of town, where the Gods and officials sleep, is an elaborate garden named after you. There, the pastures never brown. Down where I live, with the have-nots, a meager stream pours. I taste from that stream, at times, when I think of you.

Sunday, November 15, 2009








MARCHANTES

¿De qué sirve la urgencia frente a la solidez? inflexible del avance? Ellos, nuestros enemigos, ¿con qué convicción resistirán? En cuanto a nosotros, hemos aprendido a sobrevivir, conocemos a la sustancia cristalina, incesante, casi líquida de la que está hecha nuestra capacidad de resistir. La paciencia es un arte que tarda siglos en ser aprendido.
Ricardo Pliglia

Respiración artificial




¡OH! LA MODERNIDAD. Estoy de acuerdo con Eduardo Lalo cuando concluye, En el Burger King de la San Francisco, que todo pasado es una suerte de traición; que el futuro es hermano mayor de la utopía. El presente nos entretiene la angustia de ese porvenir y de manera sutil nos mortifica con lo ya pasado. El tiempo y su cualidad tridimensional; no podemos vernos de cuerpo entero en este aquí y ahora.
¿Desde dónde, entonces, la resistencia? Con estas herramientas: este presente hay que bregarlo con las armas que se nos han entregado.


EL SOL DEL 15 DE OCTUBRE. Participé en el movimiento del 15 de octubre. Luego de la resaca de júbilo, sugerí que todo bien, pero adolecemos de incongruencia al organizarnos. Critiqué el que llegáramos por ramilletes; como por filtración y no en una masa compacta, marchante. Es decir, le resté importancia a la pasión, concentrándome en cosas banales de momento, como: debemos de intimidar a la policía; estamos dispersos…
Debo admitir: estuve equivocado. Esa marcha tendrá repercusiones, hondas. Es necesario apuntar aquí que todo esto arrancó –qué paradoja– con un huevo. Gracias a TIPO COMÚN, el sueño de Hermes Ayala, de que Puerto Rico viviese un día de anarquía, pudo ser acariciado. De ahí que miles –y el número pesa– de puertorriqueños amantes del pub, la quiniela y el manoseo telemundo, se desplazaran –aquí lo importante no es la marcha sino la idea de traslación; el acto, no el hecho– hasta el mausoleo del capitalismo –cerrado, por seguridad; como la universidad–, para decir Mera, tú sabes que yo también creo que sí, que el tipo este es un cabrón.


REUNIÓN DE ESPEJOS. Los puertorriqueños se vieron marchar. En las mismas pantallas que nos entregaron a Jorge Ramos cuestionando al señor gobernador con comerciales y promesas de la propia campaña. Allí, el resto pudo confirmar lo que la inteligencia boricua comenta a viva voz en los cafés, librerías y tiendas de cosméticos: Este joven no sabe lo que está haciendo. Le están llegando órdenes del puño y letra de otros intereses, mayores. ¿La propuesta? Buscar fuerzas en esa marcha; en ese huevo; hasta en la pelea de Cotto y Paquiao o American Aidol. Seguir, seguir marchando, en nuestras mentes, hacia dentro de nosotros mismos; con lo que tengamos en la mano; marchar, puertorriqueñas, antillanos, machar.

RESPETO. Debemos marchar hacia el centro de nuestra noche más íntima. Todos, caribeños, marchar con un paso certero, tan estridente, que pulse –amordazado, furioso– el gran mapa de nuestro cuerpo. Pasarlo a nuestros amantes; educar a nuestra infancia como soldados; guerreras. Mi deseo es el RESPETO para esta isla –ni siquiera voy a detenerme en mencionar libertá, patria, independencia– más bien, empecemos por RESPETO. Ese deseo, ese fervor, debe propagarse como mala noticia, como enfermedad. Porque ese amor propio de los puertorriqueños –todas, todos¬– debe meterse en este gobierno como un cáncer. Nos están almorzando… debemos madrugarles. ISOLA DE CÁNCER. EMETERIO DE GONCALVES.

MARCHAS… HUEVOS. Él tiene un lado vulnerable. Ha que dado expuesto. Ahora, hay que hacerlo renunciar. Sigamos marchando como guerreros; soldadas deseosas de una idea, de un fervor. Mientras, por ahora: RESPETO, sólo eso… por ahora.


Thursday, November 12, 2009

III. CIUDADANO PARALELO




era octubre
la mañana empujando su verano
¿cómo intuirlo?



“Pase usted adelante.
Su cheque está para la firma.
Lo sentimos pero ya no trabaja usted para nosotros.”
y yo petiseco
un desierto en el buche

sabiduría de mi madre:

“La palabra es dura.
Hasta los ángeles se accidentan.”

hay un diablo escondido en cada puñado de Caribe

era un hombre
era octubre

Monday, November 2, 2009

EPISTOLARIA


En un café. El otoño no acaba de llegar; la gente abandona los lagos. Frente a una jarra de cerveza, una mujer de pelo azabache, amarrado en cola de cruz, atraviesa una edad difícil. Afuera, la ciudad es grande y la gente, a prisa, comienza por levantarse las solapas, evitando la burla de viento mojado. Luis la saca del nostálgico embelesamiento con un beso de cristal. Entra, con una sonrisa de Prometeo. Se tira en el sillón. Insiste en comentar el clima.
Un trago de ron, al pelo, confirma el mesero; joven aún; de ademanes neutros, amanerados.


Yes, yes, it is a shame to see each other in this conditions.


Luis alaba el peinado y la mujer, después de agradecer la otra copa, intenta decirle, reclamarle algo, pero la boca se le hace agua. El mesero da la espalda, evitándole la vergüenza. Todo llanto es carajada rota.


It is your fault, you know it Louis, goddamn you.


Por la cuarta cerveza la mujer deja flotar una sonrisa después del eructo. Luis no se asquea, está programado para sonreír. Cuando quiere jugar al serio, su cara se le esfuma a un paraíso de freshman y sonorities.


I want you to know that I am doing this because they told me so…
I swear to you, on my Roberto Carlos record collection, that I have very little, almost nothing, to do with this mess. We will have the check now, young man, please.


La noche desciende hasta las farolas amarillo quemado; se desliza hasta dentro del local, que se ha llenado de mujeres y hombres cabizbajos, delirantes.

Come on… we are leaving now.


Luis busca, entre el bolsillo del tweed, la carta prometida. La mujer la toma y la mete en el bolso. Ahora sí llora, pero sin organizarse. La realidad le está destrozando la cara; quiere marchar, hacer una huelga, romperle la madre… Luis decide irse. Sabe que no va a pasar nada. Es entonces cuando la mujer le cruza la cara con fuerza. Luis no pone la otra mejilla; no hay dignidad que valga. Se va, siempre sonriendo, siempre con la mano a la alemana de antes. La mujer se queda trastocada, con el labio temblando; los ojos con miedo, pensando en el sobre aderezado con la confirmación de lo ominoso. El mesero (ah, siempre el mesero) reaparece con dos shots de ron del barrilito. Comete la indelicadeza de sentarse sin preguntar. Levanta el brazo en alto, brinda, y se lo toma de un trago. Palabras de luz: Cuando el hambre entra por la puerta el amor salta por la ventana.

La mujer, ya sin lágrimas, encuentra el valor y saca la carta del bolso; acaricia con dos dedos la letra apretada del remitente, que reza,


Departamento del Señor Gobernador


Las cartas se multiplicaron como el mítico milagro. Los destinatarios se tomaron la demanda y levantaron sus vasos, pero no las cabezas. El estruendo de los cristales no sirvió ni para los perros.


You know I can do it: I killed before. I killed a man in Malevosick, just to watch him die.


La mujer continuó repitiendo este estribillo. Afuera, las parejas continuaban envejeciendo, ajustadas a un presente de incertidumbre, deudas y distancia.