Monday, January 25, 2010

Phantasmagoria


Between the acting of a dreadful thing/
And the first motion,
all the interim is/
Like a phantasma, or a hideous dream.

W. Shakespeare
Julius Ceasar

Sunday, January 24, 2010

Wednesday, January 20, 2010


...estas son las cosas que me pides cuando atravesamos la avenida
y lo que me llega es el recuerdo de tu sangre
de flor
and empty hands.

Tuesday, January 19, 2010

Una pequeña ceremonia



Tengo una enfermedad que desafía la ciencia, dijo Rosama antes de encender un cigarrillo largo. Su sonrisa era grande de dientes blancos que contrastaban con el morenaje furioso de su piel. Negra de cabo a rabo, con el pelo lacio que te hacía recordar los cuentos de ciguapas en las faldas de abuela las noches de eternos apagones y pan con agua de limón. Los años me han enseñado que hay noticias catastróficas que uno debe recibir con la misma naturalidad con que son expresadas, cuestión de no romper el hilo divino de la lógica sensible. El cigarrillo siempre ha sido una buena excusa así que asentí, abrí un poco los ojos conciente de que la oscuridad del bar no delataría el temblor en mis manos. No abundé en el tema con preguntas necias. Busqué refugio en los ojos del bartender y pedí dos tragos a mi cuenta, Whisky a las rocas, soda al lado... Ron Extraviejo para la señorita, muchas gracias hermano.

Aprobamos el trago y Tony, el dueño de la barra, que hacía al mismo tiempo de disck jockey, nos bendijo con un merengue. Bailamos pegadito hasta el final, como acabaditos de coser... ella buscaba cosas que se le habían perdido hace años debajo de mis amuletos y espalda baja y yo, oliendo su pelo, mirándola de vez en cuando y robándole carcajadas porque al final eso es lo que uno se lleva. Me encantan esos ojitos de puto que pones, dijo ella agarrándome las nalgas y yo pegándome más. Olvidé lo que me había confesado acerca de su salud, sus manos de enana me empujaron hacia una esquina de la oscuridad y me agarraron fuertemente todo lo que se llama sexo medio. Me dejé llevar sin sorpresa. La boca grande encontró mi oído y con toda seguridad me contó la parte más terrible: Lo más terrible es que puedo morir cualquier mañana de estas.

Ese bar nos gustaba por muchas razones, una de ellas era la pantalla gigante en donde Tony de vez en cuando te sorprendía con un video del concierto Lágrimas Negras de Bebo y el Cigala. Lachan, mi amiga de más tiempo, solicitaba Vete de mí con lágrimas en los ojos y la mayoría de las veces pedía un trago nuevo aunque el suyo estuviera entero, daba golpes diminutos en la barra y contagiaba a todos con el dolor... a ese tema le seguían uno o dos más. Sé que es posible escuchar ese disco entero sin ningún reparo, pero en circunstancias de tanto trago, tanto humo coagulado de camino al techo y la poca luz, era probable que a cualquier mortal con dos centavos de sensibilidad se le cuarteara el alma, así que era mejor dejar las cosas por las buenas y retirarse con Corazón Loco y la cancioncita en portugués, para así dar paso a otros niveles de sufrimiento. En ese bar yo me sentía muy Gianmaria Volonté, muy Ed Harris en Pollock cigarrillo en mano, trago al frente y sufriendo. Mentiría si no dijera que los besos que he robado en las esquinas de esta guarida no han sabido mejor. Puedo, más no quiero, recordar cada uno de los bailes y las cosas que se generaron bajo los efectos de la belleza que allí radica. Exagero: dentro de esas cuatro paredes destrozo cualquier vínculo con la soledad. Llega la hora de ajustar cuentas y ella hace hincapié en la propuesta de hace rato, cuando entre beso y chulería impertinente en la barra lado a lado me soltó con toda la desvergüenza y seguridad de los borrachos: No me gustaría morir sin casarme... no por el papel, sino por la ceremonia. Es cierto, no me propuso nada, pero un favor así no se le niega a un amigo con privilegios. Quieres ser mi esposa, pregunté. Quiero, dijo ella buscando las llaves del carro.

Entre manoseo premarital llegamos a su casa. También nos robamos unos cuantos besos antes de que el padre abriera la puerta, que por cierto, tenía algo extraño en su arquitectura: era bastante pequeña. El padre salió sonriendo y casi invisible por entre la tranquilidad de la madrugada. No se escuchaba un alma. Padre, lo hemos logrado, dijo ella, presentando al hombre del mañana. Tuve que arrodillarme para abrazar a mi futuro suegro. Don Ernesto era un enano.

Seguí trabajando fielmente en mi teoría de aparentar que todo era cotidiano al enfrentarme a la casa con todo y sus características: Recordé un cuento de la niñez en donde alguien llegaba a una casa desocupada para darse cuenta de que todo era pequeño. El padre de la novia me condujo hasta el patio que en oposición a todo lo demás me pareció inmenso, luego comprendí que podía tratarse de una ilusión bastante óptica comparado con todo lo que había allí: Sillas diminutas, diminuta la mesa, las flores y todos los aprestos. La pequeña ceremonia estaba montada, como si estuvieran esperando la boda en cualquier momento. Allí estaban los cuatro hermanos, las tías y los primos... sobre todo la madre presidiendo un extremo de la ínfima mesa: todos enanos, todos pequeños.

Esta extrañeza era combatida por el amor que expresaban al futuro miembro de la familia. No iba a usar traje por un asunto de inmediatez y no podía pedir uno prestado por la discrepancia en las medidas pero para darle formalidad al asunto me buscaron una pajarilla y colocaron una rosa enana en el ojal del bolsillo de mi camisa. Los hermanos me llevaron al baño a lavarme la cara y a cepillarme los dientes para no matar a la gente con el tufo. Mi novia se preparaba en la habitación con sus primas mientras el olor del sancocho de gallina que con alegría se gestaba en la cocina llenaba el ambiente. Minutos antes del evento, el padre expresó su deseo de tener una conversación conmigo... Formalidades, se excusó el pequeño caballero quien decidió que nos sentáramos en la sala. Whisky, ofreció el señor. A la roca, dije, mientras él servía dos vasos cortos y paladeaba el buen trago de Blue Label. Sé que ella le ha explicado la situación, joven mío, y agradezco sobremanera la pequeña felicidad que nos ha traído esta madrugada. Yo iba a decir algo pero me paró en seco con la mano, que aunque chiquita, denotaba una autoridad sacrosanta. Cruzó las piernitas y continuó, Estamos preparándonos para este momento desde que ella nació... puede que parezca tener un poco de tamaño, casi regular, pero tiene por dentro el cuerpo de enana, así que el doctor sentenció que no pasaría de los veinte y ella ya tiene veintitrés. No los aparenta, dije, conciente de que había dicho un disparate. Pues los tiene, aunque ese no es el punto, dijo él seriamente y terminó, con la garganta cojeando y avisos le lágrimas, Usted debe ser un buen muchacho para que ella lo haya elegido, así que lo querremos como a un hijo... usted comprenderá que esto es una mera formalidad, debe irse mañana muy lejos, ahórrese el dolor de su muerte... sólo le pido, como padre, entre caballeros, que la lleve siempre en el corazón con mucho cuidado.

Fue una ceremonia corta y emotiva... no había tiempo que perder. Dijímos, Sí, acepto y hubo aplausos de manitas felices. Amanecía casi pero los pequeños bailaban a mi alrededor, me felicitaban, felicitaban a la novia y nos sacaban fotos al lado del bizcocho. Después de los bailes nupciales de merengue y bachata sin fondo vino el primito con la guitarrita y ronroneó algo que yo tenía escrito en una servilleta, algo bien cursi y borracho... pero después de su interpretación entendí que ese bien podría ser el camino para regresar a la ternura:
Quiero
cantar la canción pequeña de tu pecho
encontrarte siempre eterna
y salir horizontes estrellas a cazar
prendido en tu mirada
de bella y deseada
Quiero
escalar por los tacones de tu boca
compartir de tu sonrisa y escapar de las heridas y el dolor
amargo y caramelo
Ay mujercita por ti yo quiero
acabar con las guerras y en tu nombre
recoger los caracoles
desafinar los acordeones y el dolor
pasillo azul sin fondo
Quiero
dibujarte blanco y negro de montañas
desafiar la poesía para hacer tu boca mía y el dolor
amargo caramelo
Yo quiero un minuto corto contigo
para estrenar este deseo de ajonjolí
Yo tengo una boca de cascabeles
llena de mameyes maduritos para ti
Quiero... puedo... Quiero...

Al fin salió el sol a dañarlo todo y Rosama se excusó de un dolor de pecho intenso, la llevaron a sus habitaciones. Nos despedimos con un beso grande y bueno como consumación de nuestro lazo. La madre se fue con ella, el padre me mostró la salida. Supe que no la vería más. Salí a la calle tropezando con gente sin alma que se apuraban a las oficinas, mujeres con preguntas y sin amor. Empezó a llover a cántaros. Decidí que no tenía nada más que hacer en esa ciudad y me fui sin hacer las maletas, sin despedirme, llorando con el Mar Caribe de fondo camino al aeropuerto.

Tuesday, January 12, 2010

The downfall of hunger

Haven't posted here in a while. I'm sorry, Rey. I just read your latest post. I'm on foodstamps as well. Have been since the end of the summer that just occurred. I've never been a fan of summer classes, so therefore, I do not receive financial aid from this lovely American government. Don't receive any longer because I'm no longer studying. Never even occurred to me to apply until Jamie Scapegoat, MC of the local Gainesville hip-hop ensemble, Scum of the Earth, invited me to his EBT sponsored shrimp and steak dinner. That summer, my band and I went to Puerto Rico to play some punk rock shows. That's where Rey and I decided to do this site. I'm sorry I've been slacking, but Life's fell through on me as well. Didn't get the jobs I wanted. Didn't get the girl I wanted. But I realize now, after the smoke's cleared and the tears I internalized dissipated, it's meaningless. Before arriving to the island my band and I scrounged daily to eat food. I'm not saying we were worse off than anyone else. I know many suffer more and to a greater extent than we did or every will, but every day was stress, because three times a day, we were hungry. Back then, we were always hungry. I received my EBT card the same week we left to Puerto Rico. Since then, I've eaten the best in my life. I don't worry about much anymore. I got cheaper rent, I get "free" money to eat. I can drink water. The rest is bullshit. I graduated. I don't owe anyone papers or work for grades. I want to create. I don't have to. All I have to do is make it through the day. Everything else is bullshit. The day was beautiful today. Not cloudy, a bit less chilly than yesterday. I ran into a professor today, Apollo Amoko. Told me it was going to get warmer starting tomorrow. Sounds good. I don't care. I'll live even if it gets colder. Tonight, my band plays at the Atlantic. We've made it big or something, at least in context to this town. The plan is to pick up crackheads so that they hang out with us all night and while we play. I love burning bridges. If it's flimsy and shit, let's fuck it up. Why bother trying to make things work? Tomorrow I will still be alive. I have plans, I'm doing things, but I don't have to. I want to. Rey, I'll be back on the island from the twenty-ninth till the thirty-first. Maybe that means something. I'm working on gradschool applications. I'm working on cutting off a mind-fucking, little cunt. I'm working on myself, I guess, because no matter what I seem to do, tomorrow I will not be dead.


A Recording Session

Sam and Roberto play in a band together. Dennis plays in it as well, but Dennis is not in the picture shown right now. Dennis is in a bubble a bit away, not far—because nothing’s far in this small town, but not here now. So focus. Focus on this: Sam and Roberto are dehydrated. They are debilitated. They are suffering beings. Of what do they suffer? They suffer from hanging out too much. It was Roberto’s birthday last week and because he could not fulfill his hunger that drives him to awaken each day, the moods that cause him to enter the rooms of his apartment and move objects around, to act as if he was cleaning, to do the dishes, to jack off, to eat more. This hunger, it owns him, and Sam. Sam is similar. They have aspirations. It’s why they become sad. Why can’t we be normal? they ask themselves. Why can’t we just be okay with doing nothing. With TV. With the same faces and the same actions.

“Too much fun,” Roberto told Sam.

Sam drinks a black tea with soymilk and a tad bit of vanilla—“It makes a difference,” he said.

“I love it,” said Roberto. “Looks like coffee. “

“I don’t drink that fag shit without any color,” Sam said.

They drink some orange flavored energy booster. They plan on finishing up the recordings they did at Todd’s. Todd is a flake. He will flake-out on them. He will melt from their existence in the summer’s blaring heat. They will have recollected Dennis from his bubble home, his house lair, where he hides when he wants to disappear, when he has a girlfriend, when he’s creating his art, working on his drawings. And they will drive to Todd’s bubble. They want to finish the recording, to mix the tracks and MP3atize the recordings. They have a show in a few days. They will go on tour next week. They are broke and need money. They are hungry.

“Did you do anything today?” Sam asked.

“You mean in terms of being productive?” Roberto asked.

Sam lifts his head. He grins. He laughs. He smiles. His hair is big. And his eyes are beautiful and blue. He is thin and tall. He has big hands. Roberto is hunched. He is acned. He has a beer belly. He looks like a Somalian child about to die, wearing hipster clothes. Parts of his hair are longer than others. He wears glasses. He has tattoos on his arms.

Tony, three nights later, will say to Roberto, “Maybe they were fucking,” in reference to Todd’s flaking-out on them, after Roberto had explained, with strength in his gestures, and the wind will have sounded hollow like his voice did (Was it his voice, the voice that explained?), that Todd’s car and Todd’s girlfriend’s car were there. The air conditioning was on. They were there, Roberto knew. Roberto will say, “They don’t fuck.”

Tony is Roberto’s homeboy from the Caribbean and he’s here in this story because he is important. Because Roberto is displaced. Roberto had called Tony each night since his birthday-night to hang out with Tony after he had gotten off work. Tony is a manager at a corporate food place. They exploit him. He works hard. He is a good man. He is a punk rocker. He has a family now and no choice but to work sixty-hour weeks for people he hates, to serve people he despises, to be nice to people he’s been forced to fear, because if not he might lose his job.

They never finished the recordings. The band broke up. They were embarrassed with themselves. They lost ways and stopped speaking to each other. Boohoo, they thought to themselves with anger, imagining each other’s face in front of the other. They imagined each other slapping the other with pleasure.

But after wasting their time at Todd’s, after they spent half-an-hour knocking on all the windows of the home, after leaving a nice note and texting Todd three times, they had walked around the town. It happened to be Memorial Day. Isn’t that great? And there were barbeques all over. People were drinking, so Sam, Roberto, and Dennis drank. They went from house-party to house-party. There was a band from out of town playing their last stop and maybe their last show together. The band jumped up and down on the porch and a lot of people got on the porch with them and jumped up and down until the porch fell down on one of its side. Ray, a friend from the punk rock shows, told Sam that his neighbor, another town hipster, had been found drowned at a nearby beach. The drowned hipster’s family wasn’t able to be reached because they were foreign. That drowned hipster had died alone. Displaced? He’s definitely dead now.

Roberto meets Krystal and they almost fall in love but aren’t sure. They dance, and while they pogo, he holds her hand and she spins around, and after her spin, he’s still holding her hand, and maybe after that they were a little bit surer that they were in love but didn’t want to admit it. Roberto, while she said bye to all her friends so that he could follow her home, called Todd’s number and left a message. Roberto was drunk. He left a nasty message. The next day, eating breakfast with Krystal and Sam, he told Sam that he wasn’t sorry for leaving that nasty message. Krystal ate a cinnamon bagel with cream cheese, onions, lettuce and tomatoes. Roberto ate a piece of it and he loved it.


Written sometime during the summer of 2009

Monday, January 11, 2010




amarillo by ricart

"de mar es su piel
a ella,
soy lanzado."

Emeterio de Goncalves

Saturday, January 9, 2010

www.claridadpuertorico.com

De lo terrible.

Perfil de Autor

Por Rey Andújar

Realism has never been confortable with ideas.
J. M. Coetzee

Nadie podrá olvidarlo.
Eduardo Sifontes

El verano en el trópico puede ser malsano. Resulta que aquella lotería loca y gubernamental me había tocado; ese largo y manoseado proyecto había buscado la manera de llegar al escritorio del ministro. Quisiera abusar de la omnisciencia e imaginarme la escena pero para qué. Recibí una llamada a mitad de marzo; ahí se abrió la herida. Recuerdo que acababa de salir de mi última sesión con la sicóloga.

Era mediodía y olor verde atlántico zarandeaba todo lo vivo.

ojalá ese enamoramiento tuyo radique
en el aleteo rubiroso de mis pestañas
en el sabroseo de mis acentos que bailan delatantes

cuántas islas me tocan, cuántas albergo

El cargo era una insignificancia. “Gestor cultural de ultramar”. La voz en el teléfono aseguraba que serían mil dólares al mes. Hubo papeleo, traqueteo de números de cuentas de bancos y documentos.
El verano arrancaba con fuerza haciendo levitar a los junkies que supuraban rosado al pie de los hoteles cinco estrellas; rozando la escalinata de los cruceros.

y pensar que esta silla está hecha de árboles naufragados
esa carne antillana
soñadora
que se consuela en el cabotaje de sal estremecido
de pasaporte visado

El caliente arrasaba tanto como el hambre ya que los dichosos cheques del gobierno no llegaban. Yo –tercermundista, caribeño, o sea, orientado hacia el fracaso, como mi literatura– cometí la soberana estupidez de renunciar al trabajo de bartender/latinlover que tenía en un restaurante criollo de la ciudad turística, colonial.
Según las gringas yo preparo un mojito para irse de culo. Qué digo culo, que flipan.

porque en algún momento fuimos estruendo

quizás esta isla posee una caverna
que guarda los primeros dominicanos heridos
las boricuas sangrantes
quizá este pedazo de errores
tuvo un pasado de cabeza levantada
una ética
piel
tornasolada
que quizás
tropezando
encuentra sentido
en tanto desarraigo

Entonces sucedieron los desastres: la casera se agotó de paciencias; la cuenta de banco expuso su fatiga… me topé con el vecino en el supermercado y cuando me vio sacar todas las monedas y pagar por la única cebolla me recomendó ir a buscar una ayuda económica: La tarjeta de la familia.
La oficina era como del mejor suspenso Tarantino. Después del papeleo me dicen siéntese y espere. Hay una mujer muy linda para estar ahí; para hablar conmigo. Lee un libro que se llama La Cresta de Ilión. Le digo que hay una parte muy chula del cuerpo a la que se le llama “la cresta iliaca”. Ella deja de dirigirme la palabra porque la llaman que es la próxima y al final me regala el libro porque, “Ando buscando la manera de salir de él… es demasiado de triste el libro ése; voy por la tercera tanda de leerlo”.
Claro que le pedí su teléfono para invitarla a salir pero recordé el hueco en mi billetera; herida que se abría hasta la suela de mis zapatos.

hay en el labio una contradanza
hay una luna varada en su vientre

he mencionado su vientre anteriormente
he dicho que hacia allí se orientan los caracoles

Pero yo sigo enamorado de ti como el primer día del otoño que llegó batiendo un viento bueno que promete. El dinero sigue cojeando pero el hambre amaina y la situación casera aunque agobiante –roommates– es bastante pintoresca; el apartamento es un horno pero es el lugar ideal para un escritor que se enfrenta a sus limitaciones –novelas que no pasan de la ráfaga de insomnio o la página trece–; un garabateador de fábulas que ha pedido otro libro tuyo, quizás tan triste como aquel, para las pascuas.

*Publicado en la sección En Rojo, de Claridad, el periódico de la nación puertorriqueña.
** Ilustración por Iván Figueroa Luciano
www.claridadpuertorico.com